Diario de un Mosquito

jueves, 30 de junio de 2016

Destino Mármara 9 (Dubrovnik a Cádiz)


Hemos puesto el despertador a eso de las 9, para bajar a ver la ciudad con luz. Son las 7 y yo ya tengo los ojos abiertos como los de un mochuelo, así que le digo a Javi que me bajo ya y que a eso de las 9 nos encontraremos.


Enfilo la ciudad, la playa que hay junto al puerto está vacía, entro en la ciudad y tengo suerte, a la hora que es, el ayuntamiento aún no ha colocado a los turistas por las esquinas y en medio de las calles.


Lo único que veo es a los operarios de limpieza con las mangueras y dos o tres personas mas, que se ve que han tenido la misma idea que yo. Así que aprovecho para pegarme una vuelta por la ciudad moviéndome rápido y sin dejar rastro, como si formara parte de una operación de espionaje internacional, sacando fotos antes de que llegue la “orda” y colapsen la ciudad (aquí no tenemos a nuestros amigos de las cascadas para que nos aparten a los turistas de la foto)
Cuando me reúna con Javi me daré una vuelta tranquila, así que ahora voy a tiro hecho.


A eso de las 9 me reúno con Javi y buscamos un sitio para desayunar en la ciudad, y mas tarde comenzamos nuestra ruta turística, pero ya esquivando japoneses y evitando hablar español cuando escuchamos a nuestro lado a un compatriota dando el cante.
Si...lo reconozco. Hago como mucha gente: si hay españoles vociferando y haciendo que pase vergüenza ajena, me hago el sueco y paso a su lado como si nada. Es que no entiendo porque tienen que ir dando la nota.


"Como anécdota os contaré, que en otro viaje, estaba sentado con otro amigo de Cádiz en una terraza en una playa, y en una mesa había una pareja española (dando el cante). En una de estas, se levanta el muchacho, recorre la terraza de una punta a otra y mientras, la mujer le pregunta:

     - "¿Pero onde vaaaaaa?"
     - "¡¡Voy a cagar!!" - le contesta a voces sabiendo que nadie le va a entender.

Automáticamente, como un acto reflejo le soltamos:

     -"¡¡PO LIMPIATE BIEN EL CULO..!!"

Al escucharlo, al chaval se le cambia la cara y se pone rojo como un tomate , mientras la mujer se parte de risa. Comienzan a buscar con la mirada a los que han dicho eso. Como es lógico, tal como lo soltamos, agachamos la cabeza, nos callamos como putas y continuamos como si tal cosa. Aunque lo intentaron, jamas lograron averiguar quienes fueron los cabrones esos."


Hace muchísimo calor, menos mal que la vuelta por la ciudad la complementamos con paradas a tomar algo de beber, ya sea en cafeterías en callejuelas estrechas como en las que hay las murallas con vistas al mar. Comemos algo en un puesto de comida rápida de lo más barato que encontramos, un helado, damos una vuelta por el embarcadero y nos damos un baño en la parte trasera de esta zona de las murallas. Menos mal... porque estamos sudando como pollos y nos falta poco para derretirnos.

     - "Killo, la verdad que está chulo eso de bañarte bajo las murallas"- 
     - "Ya que estamos fresquitos, ¿vamos a darnos la vuelta por lo alto de las murallas?"
     - "¿Ahora con tó la caló?.....vale, quién dijo miedo"

Y allí vamos los dos gaditanos, enfilando las escaleras para subir a lo alto de las murallas a las 13h con to la caló del mundo cayéndonos en lo alto. Nos fuimos de allí "mojaitos", ya que con el último baño, al salir del agua nos colocamos sin secarnos la camiseta y pa´lante, pero la alegría nos duró ná y menos. Al llegar a la muralla estábamos más secos que el ojo de un tuerto y al llegar a lo alto, estabamos otra vez sudando.



Nos damos una vuelta circular por las murallas de la ciudad, sin nada de sombra, con el sol cayendo a plomo sobre nosotros. Cada 100 metros que andábamos, estábamos un paso mas cerca de una "pájara" o una bajada de tensión.
El calor es sofocante, las gotas de sudor nos chorrean por todo el cuerpo, cada vez que paramos a sacar una foto, tengo que secarme las manos y la cara para no mojar la cámara. Ya hemos comenzado a maldecir la idéa esta que hemos tenido.

Llega un momento que me dice Javi... - "Killo, ponte aquí y sacamos unas fotos", a lo que le contesto: -"Vete ar carajo... yo no paro ni para sacar la cámara" , estoy tan cansado y tenemos tanta calor, que ni siquiera quiero hacer fotos, solo pienso en llegar al otro extremo de las murallas y salir de este solarium de los cojones. 

     - "Killo Javi, recuerdame que la próxima vez que digas de subir a unas murallas a estas horas, con tó la caló, te arroje desde lo alto".



Ya no se ni como colocarme la mochila en la espalda. Menos mal que ya nos queda el último tramo. El recorrido es bonito y merece la pena las vistas, pero al atardecer o temprano, no a las horas que lo estamos haciendo. Lo bueno...que hay muy poca gente haciendo lo que nosotros (...tontos como nosotros, hay pocos).

Bajamos (por fín) y me encamino directamente a una fuente y metemos la cabeza, la gorra y no me metí entero por que Dios no quiso.
Nos encaminamos a la salida no sin antes pillar algo de beber y tomarnos unos helados. Abandonamos el casco histórico de la ciudad y ahora nos toca subir la cuesta hasta la casa..


     - "¿Un bañito antes de subir, no?"
     - "Der tirón…."

Así que en la playa, nos pegamos el último chapuzón frente a la entrada del puerto del casco histórico. Ya fresquitos, vuelta a la casa, recogemos las cosas, nos cambiamos de ropa y nos preparamos para seguir conquistando el espacio estelar. Nos ponemos el casco y por fin salimos, que lo estábamos deseando, pero no por eso del viaje, sino por ir en movimiento con la chaqueta abierta y refrescarnos, que nos va a dar algo malo.

Salimos y en la carretera, en un pequeño ensanche que hay para paradas de emergencia, con vistas a la ciudad, decidimos parar para sacar la última foto. Al ir primero, paro en la parte mas adelantada para que Javi tenga hueco. Tal y como paro, escucho por el intercomunicador:   - “Aaaaaggghhhh.....”


Me giro, veo la moto de Javi apoyada en el quitamiedos y Javi... ¡¡ha desaparecido!!
Al poco lo veo sacar el brazo y agarrarse al sillín de la moto.


Se ve que ha parado tan cerca del quitamiedos, que al bajarse de la moto se ha colado un pie por el hueco que hay entre la carretera y este, la moto se le ha volcado y lo ha atrapado.
Me bajo y al acercarme veo que, con to lo largo que es, tiene el pecho a la altura del sillín (ofú...po si que se ha colao por el agujero). Levantamos la moto entre los dos, se sube ya a la carretera, colocamos algunas piezas que se han desplazado. Tras esta situación solo se que ocurre decir.... - "Killooo, que que cosa más absurda...¿no?"


Una vez superada esta experiencia propia de los Monthy Piton, proseguimos con nuestro viaje sin mas incidencias ascendiendo por la costa Dálmata. Atravesamos la parte servia solo mostrando la pasta del pasaporte, al ver que eramos españoles, ni nos tememos que bajar de la moto y seguimos el viaje, lo mismo ocurre al volver a entrar en la Croata.

Vamos paralelos a la costa y a eso de las 18 decidimos buscar un camping donde dormir.

Localizamos uno entre dos poblaciones, en una zona muy arbolada junto a la playa, así que nos metemos del tirón. Tal como pasas la entrada, no vemos ninguna casa o cabina de recepción, solo un camino que se divide en 3 (uno que va hacia abajo, otro recto, y otro que sube). 

     - "Javi, tira tu recto y yo bajo. Si ves la recepción o un sitio para plantar la tienda avisa".

Nos separamos, pero nada, nos damos una vuelta por el camping y no damos con la recepción ni vemos donde plantar la tienda. Javi se reúne conmigo y en esto que aparece una muchacha corriendo. Se ve que trabaja en el camping y lleva corriendo detrás de nosotros desde que nos vio pasar.

Aguantando la risa en la medida de lo posible, hablamos con ella para que nos diga donde plantar la moto. Aunque está competo, nos busca un hueco y nos deja que aparquemos las motos delante de la recepción. Por fin averiguamos donde está, hemos pasado delante de esta nada mas entrar, pero como somos torpes y ya vamos mirando solo hacia delante, como los borricos, nos la pasamos de largo. Y claro... la muchacha tuvo que esprintar.

Montamos la tienda, nos pegamos una ducha y bajamos a la cafetería del camping a tomar unas cervezas y cenar. Al llegar a esta vemos un cartel indicando que esta noche hay de promoción para la cena una bandeja de mejillones. 


     - "Oye, pues tiene buena pinta…eeh"
     - "Vamos a echar una ¿no?"
     - "Una pena haber llegado hoy, mañana la promoción es cochinillo…"

Nos pedimos una y a parte una pizza para compartir, mientras un par de músicos amenizan la velada. A los pocos minutos nos ponen una cacerola llena de mejillones que al verla me dice Javi:

     - "Killoooo.... que bastinazo".
     - "Por la cara... creo que después de servirnos esto, han hecho una parada biológica en la costa para recuperar la especie".


Nos repartimos los mejillones en las bandejas y los devoramos, aunque son al vapor, la salsa que tienen de ajo, especies y no se qué...está buenísima. Mas tarde nos traen la pizza, terminamos de cenar y nos quedamos tomando unas cervezas en plan relax planeando que vamos a hacer.


     - "Manuel, cerca de aquí hay un parque natural tela de guapo con unos lagos y cascadas…"
     - "Pues sería interesante acercarse a verlo... ¡como vamos de tiempo?¿Que día es hoy?".
     - "Estamos a 24"
     - "¿Mañana ya es 25?… JOODER. El 27 teníamos que estar ya llegando a Cádiz, que el 30 hay que currar!!"
     - "Pffffff... como se nos ha ido la pinza, y aún tenemos que salir de Croacia, atravesar Eslovenia, Italia, Francia y toda España".

Esto ya cambia la situación completamente, ya que teóricamente pasado mañana, tendríamos que estar llegando a casa, para descansar al menos dos o tres días antes de currar.
Valoramos la situación, tenemos por delante el fin de semana, por lo que descartamos el ferry hasta Barcelona, así que no nos queda otra. Damos oficialmente como concluida la parte turística del viaje y ahora tocará conducir a saco por autopistas y autovías. Debemos todo el recorrido que tenemos por delante en 4 días máximo, para al menos, descansar uno.

Antes de salir, barajamos la posibilidad de que nos pillara el tiempo a la vuelta, por eso acordamos perder mas el tiempo en la zona de Turquía que por aquí, ya que estos países al estar mas cerca de España, teóricamente, tenemos mas probabilidades de volver rápido que desde la costa Turca. Mira por donde, las cábalas se han cumplido.
Una vez planificado esto, nos tomamos la última y de madrugada nos volvemos a las tiendas.



A la mañana siguiente desayunamos en el mismo lugar un café y unos bollos rellenos de crema y nos damos una vuelta por el camping.


     - "Killoooo....que buen sitio para acampar"
     - "Agghh, que pena no haber llegado con tiempo y esté todo pillado"

Hemos encontrado una zona estupenda para acampar que como es lógico, está todo pillado. Es una pequeña cala, con un acceso directo al mar (me apuntaré este sitio para otra vez).

Subimos para ir recogiendo los bártulos y nos paran dos tíos para preguntarnos si las motos son nuestras, hablando en español. Son dos Polacos que han venido de viaje con sus respectivas parejas en dos Transalp de 600, charlamos un rato con ellos y seguimos con la operación "recogida".

Nos marchamos camino de Eslovenia, al arrancar las motos sabemos que por muy chulo que sea el sitio, ya no hay tiempo para mas, así que nos limitamos a conducir, seguimos por la costa hasta ir desviándonos al interior de las montaña. El tiempo ha pasado de mucho calor a nubes negras y de pronto, sin pedirlo, nos cae una tromba de agua de muy señor mío, que nos obliga a parar en el arcén a sacar los impermeables y a los pocos kilómetros, resguardarnos en un área de servicio a esperar que finalice el apocalipsis. 

Al salir con la "caló", chaquetas sin forros, guantes de verano, etc, y pillarnos esto de golpe y porrazo, ha hecho que estemos empapados y helados de frío.

     - "Aahhhgg... ¡la coladaaa a tomar por culo! (le digo a Javi)-

Había lavado la ropa y como no estaba seca del todo, la llevaba enganchada con la red para que con el sol y viento del camino se me terminara de secar... pues va a ser que no.
La escurro, la meto en una bolsa y nada, a esperar a encontrar un sitio seco donde tenderla.

Aprovechamos la parada para comer algo y tomar nos un café calentito, aquí coincidimos con un par de motoristas a los que le ha pasado lo mismo, y con los que confirmamos que los gestos mímicos de: "lluvia", "frío" y "ofú no veas la que está cayendo", son universales.

Ya la lluvia nos acompañará todo el viaje hasta llegar a Italia. Ya entrada la tarde llegamos a Eslovenia, país que atravesaremos por el interior para llegar lo antes posible a Trieste (Italia). El paisaje es muy verde, con muchos bosques y la carretera, que parece una nacional, está muy bien, lo malo es que no deja de llover.

A escasos kilómetros de la frontera decidimos parar, suponemos que aquí el alojamiento, en uno de estos pueblecitos será más económico que en el país vecino.
Vemos un bar de carretera con un cartel de "bienvenidos moteros", con semejante reclamo, paramos a preguntar, y como el lógico y suele ocurrir en estas situaciones, nada mas bajarnos de la moto, deja de llover.
Entramos y en la parte del bar hay tres viejos jugando a las cartas y un diploma donde pone "Premio a la mejor pizza de Eslovenia a este local" (bueno, ya sabemos lo que pediremos de cena)


Nos atiende una chica joven, que hace la función de recepcionista, camarera y de todo un poco. La muchacha tiene una cara de amargada y lo que viene siendo "sisea" que no puede con ella. Le preguntamos por una habitación para los dos y nos la deja a 25€ desayuno incluido.

     - "¿25 los dos?"
     - "Si, los dos, con desayuno"

Aparcamos las motos en la parte trasera, donde está la escalera para las habitaciones.
Subimos las cosas, nos pegamos una ducha y aprovechamos para tender la colada y encender el calefactor del baño. Como aquí no hay nada mejor que hacer, nos bajamos a tomar cervezas al bar (es eso o darnos una vuelta por las cuatro casas de campo que hay por los alrededores).



Bajamos y vemos que en el bar, ya están los parroquianos del lugar. Al grupo de tres viejos se les han unido un par mas y ahora, en un murete que hay en la entrada, se han colocado varios personajes de diferentes edades y a cual mas extraño, entre estos, está la camarera sentada, con la misma cara que tenía cuando llegamos. Pedimos una cerveza y mientras nos la tomamos, me dice Javi:

     - "Normal que la muchacha tenga la cara de coño, menuda fauna ve todos los días, pa pegarse un tiro".

Pedimos otra ronda, nos cenamos una pizza, que estaba entre normal y buena, y viendo que el sitio estaba igual de animado que un funeral en hora punta, nos subimos a sobar.

Nos levantamos a las 7, bajamos a desayunar y ya nos tienen las cosas preparadas. Hoy nuestra amiga la siesa no está, le habrán dado el día libre por la resaca de la tremenda fiesta de anoche. En esta ocasión era una mujer amable. Al t
erminamos de desayunar, vamos a pagarle y nos dice que 25 cada uno.

     - "¿Mande? Si la siesa nos dijo y redijo que era en total. Será hija de puta".

Pues si, nos la metió doblada, así que nada, por mucho que discutamos, es lo que hay. Subimos a la habitación a cambiarnos, aprovechamos para limpiar la cúpula del casco con las toallas del hotel y ya de paso, las botas, bolsas y demás enseres y nos marchamos, conduciendo bajo la lluvia camino a Italia.


Ya en Italia dejó de llover y pasamos a conducir con el piloto automático atravesando todo el país, solo paramos para quitarnos los impermeables y echar gasolina, parada que aprovechábamos para comer alto o tomar un redbull o café. Menos mal que el ir escuchando música con los intercomunicadores, alivia un poco la pesadez y la monotonía del viaje.

Entrada la tarde hacemos acto de presencia en Francia y sus autopistas de peaje (cada parada una pequeña puñalada). El sol está a punto de ponerse, así que nos salimos en un pueblo para buscar un camping, estamos reventados. Miramos, remiramos y preguntamos a unos policías, pero nos dicen que nos olvidemos, que por esta zona no hay ninguno y nos manda a un hotel barato que hay cerca.

El hotel está frente a un asador, a la vista parece que está bien, pero solo es eso, fachada. Llegamos y vemos que no hay recepcionista, en la puerta hay una maquina, tipo cajero de parking, donde tu metes la tarjeta de crédito, seleccionas que tipo de habitación quieres (normal, doble, fumador, no fumador...), te imprimen un código de varios números que tienen que marcar para entrar en el hotel y en tu habitación. Así de este modo se ahorran puestos de trabajo.


Seleccionamos una habitación para dos a voleo, ya que no sabemos francés y no está la opción de ingles. Entramos y vemos que el interior es una mezcla entre albergue y hospital, llegamos a la habitación y para mi desgracia es de "fumadores" y apesta a humo que te cagas, abrimos las ventanas para que se ventile. Todo el suelo es de moqueta, la cama es de matrimonio, por lo que nos toca compartirla. Las mesitas de noche son una pequeña balda donde cabe el móvil y un reloj. De muebles solo tenemos un pequeño armario y una pequeña repisa en la esquina donde a penas caben los dos cascos. El baño es como el del ferry, fabricado todo del mismo tipo de plástico, pero más grande, y las paredes con algún que otro agujero del grosor del dedo pulgar.
Básicamente lo que viene siendo una puta mierda de habitación a precio de hotel en condiciones.

Nos salimos fuera a cenar algo y lo único que hay es un "Buffalo Grill". Al entrar en este lugar, tuvimos un momento absurdo de esos, supongo que por el cansancio acumulado, recorrer varios países, con diferentes idiomas, ver  la decoración del oeste, etc..

El caso es que llega la camarera, nos dice: - "Bonne Nuit" -, a lo que Javi al contestarle, la mira, se queda pillado y le suelta.... “JAU” (en tono indio apache). Como es lógico, el ataque de risa que me dio fue interesante.

     - "Killo...que me quedao pillado, no sabia en que contestarle".

Menos mal que la camarera se lo tomó también a cachondeo. Cenamos a base de costillas y patatas (es la primera comida en condiciones que hemos tomado después del desayuno). Al terminar de cenar le preguntamos a la camarera por algún sitio donde tomar una cerveza, a lo que nos contesta riéndose:


     - "¿En este pueblo, a estas horas?.... esto es lo único que hay"

Viendo el percal, nos volvemos a la habitación nos vamos a sobar y mañana será otro día (afortunadamente)



(Situaciones que no se pueden explicar fuera de contexto)

Nos levantamos y damos gracias a Dios por poder abandonar este sitio. 
Decidimos hacer algunos kilómetros por carretera para evitar el sablazo de las autopistas. Al pasar por el siguiente pueblo, vemos una panadería y aprovechamos para comprar algo de desayunar (unas napolitanas y otro tipo de bollería), y ya de paso un par de bocadillos que están preparando. Bueno... ya la comida de hoy la tenemos solucionada.

Seguimos el viaje y entre el tráfico, las rotondas, los camiones y demás, tardamos mas de una hora por carretera en hacer poco más de 40 kilómetros.

     - "Killo, esto es inviable, a la autopista otra vez".
     - "Pues si, habrá que joderse, pero así no vamos a llegar nunca".

Para desgracia de nuestro bolsillo volvemos a salir a la autopista, ponemos el piloto automático y aceleramos, a ver si podemos llevar a Valencia y que nuestros amigo Rafa o Alex nos de asilo.

Entramos en España por Junquera, nada mas hacerlo, paramos en un área de servicio a tomar un café, repostar y avisar que ya estamos en tierras cristianas. De paso le pego el último arreglo con cinta americana a mis botas, que la suela se quiere independizar... No, si al final van a llegar a casa y todo.

Llegamos a Valencia al final de la tarde reventados. Vamos a casa de nuestros amigos, nos pegamos una ducha, tomamos algo de beber y tras un baño recuperador en la piscina esperando a que llegue el resto y nos vamos a cenar. Un poco de charla contando las anécdotas del viaje y de madrugada a dormir. Mañana ya toca el último tirón.

Al día siguiente más de lo mismo, autovía, autovía, y autovía. Paradas a echar gasolina, tomar algo fresquito. En Córdoba paramos a echarnos agua y tomar una bebida energética, dos acuarius y un café, y descansar un poco, que nos estamos durmiendo. Con la cabeza despejada, continuamos hacia Sevilla.

En mi caso me desvío un poco de la ruta, pero queremos hacerles una visita sorpresa a nuestros amigos de Motofactory. Tras la sorpresa, a eso de las 19h volvemos a salir a la carretera y en un cruce nos despedimos. Javi sigue hacia Cádiz y yo tiro para Ronda. Paso a modo "música" y hago la hora y media que me queda de camino ya en solitario.

Llego a Ronda y tal como llego a mi calle, paro junto a un contenedor, me bajo de la moto, saco del topcase las zapatillas de deporte, me siento en la acera, me quito las botas, anudo los cordones de estas, las dejo enganchadas en el contenedor y me alejo lentamente… 



…Buen momento para que suene de fondo “This is the end” (The Doors).


Video resumen del capítulo


Podéis ver todos los vídeos del viaje en el canal de Destino Mármara
Pica en el siguiente logo para entrar en el canal




miércoles, 1 de junio de 2016

Destino Mármara 8 (Gelibolu a Dubrovnik)


Hoy toca levantarse temprano, desayunar y buscar un sitio donde pueda imprimirme la carta verde. El recepcionista nos vuelve a explicar donde es. Hacemos un poco de turismo camino del lugar hasta llegar al sitio y mientras hago las gestiones, Javi aprovecha para comprar algunas cosas. Ya con mi nueva carta verde, regresamos al hotel y la cambio por la caducada.
Si os diré que, exactamente a los 4 días de esto, me llegó por fin el correo con la carta verde original actualizada.
 
Salimos sobre las 10 de la mañana, la idea que tenemos es atravesar rápidamente Grecia y quedarnos lo mas cerca que podamos de la frontera de Macedonia o Albania. Aún no hemos decidido por que país tirar.

Paramos en una gasolinera para gastar las pocas liras turcas que nos quedan…solo nos da para un par de botellas de agua y un paquete de chicles. Sin duda esa goma de mascar ha sido la mejor compra que he hecho en mi vida, toda una explosión de sabor en la boca.

El chicle turco

Al poco tiempo llegamos a la frontera, ahora veremos si consigo salir del país o por el contrario, me van a sodomizar en una cárcel turca. Llegamos a los controles, nos piden los papeles, se los damos todos juntos, los miran y... "continúen" (…uuuufff).
Salimos de la parte turca, avanzamos hasta llegar a la griega, donde coincidimos con un par de moteros a los que ya les están mirando los papeles.

     - "Javi, ponte donde las motos, que al estar varios, seguramente mirarán por encima".

Llegamos, nos piden el pasaporte, documentos y nos dicen:  -"Españoles..ok, ok", nos devuelven las cosas y a tirar millas. Otra frontera pasada.... ¡ESTAMOS EN GRECIA!


El día transcurre aburrido, todo por autopistas o autovías, nos distraemos un poco escuchando música a través de los intercomunicadores y comentando de vez en cuando algo. Cada dos horas más o menos hacemos algunas paradas para echar gasolina, tomar café, y poco mas. En una de estas aprovechamos para pegarnos una siesta, ya que nos estábamos quedando dormidos con la monotonía del viaje.

A lo largo del camino, en las conversaciones que hemos tenido, hemos decidido entrar en Macedonia y de aquí, pasar a Albania. Al atardecer llegamos a Edessa, un pueblo cercano a la frontera y decidimos parar aquí. Tenemos el culo cuadrado, estamos hartos de moto y como no sabemos lo que se tarda en pasar la frontera, preferimos descansar y mañana por la mañana seguir.

Nos adentramos en la población y vemos que la atraviesan unos canales de agua y hay carteles que indican algo de unas cascadas. Vamos preguntando por un sitio baratito para dormir hasta que llegamos a uno. Un viejo edificio  de 6 plantas, gestionado por un señor mayor, que nada mas llegar nos presenta a su mujer y a su hijo que están en la puerta.

Nos ofrece que aparquemos las motos en el patio trasero, así que nada, allí llevamos las motos y desde aquí, nos abre una puerta y nos indica donde está la habitación

En el ascensor cabemos a duras penas, es de estos que tienen los botones de los números grandes y redondos, la alarma en un interruptor que sube o baja, no tienen la puerta de seguridad y subes viendo la pared moviéndose y los números de cada planta pintados en esta. Como el ascensor de mi casa cuando era chico.


Una vez finalizado el proceso de transformación de astronauta a persona normal, bajamos a dar una vuelta y de paso, a que Javi se compre unas chanclas, que le las dejó olvidadas en casa de Ertük. Le preguntamos al señor mayor por el canal de agua que fluye frente a nosotros y nos explica que es de un río que pasa por el pueblo y que, a unas calles de aquí, en un parque cercano, el agua cae creando una gran cascada de unos 70 metros, la mayor del pais.

     - "Pues también es casualidad, paramos aquí sin ni saber el nombre del sitio y nos encontramos con la cascada mas grande de Grecia".

     - "Las cosas del viaje... mañana por la mañana nos acercaremos a verlas".

Nos damos un paseo por el pueblo y nos damos cuenta del contraste de venir de un país de mayoría musulmana a otro que no lo es. Todas las cafeterías llevas de hombres y mujeres con el pelo suelto y escote, terrazas con cervezas y copas, etc...

Vemos un sitio con buena pinta para comer, hay mesas alargadas con muchas familias comiendo y de la cocina sale un plato tras otros. Nos sentamos y por primera vez en mucho tiempo podemos pedir una cerveza sin parecer que le estamos pidiendo material a nuestro "camello". Nos dan la carta pero con otras veces, suponemos que será para que nos la pongamos de sombrero, ya que, la verdad sea dicha, el cirílico últimamente lo tenemos un poco abandonado. Menos mal que la camarera habla un mínimo de ingles y entre eso, y el señalar los platos de los vecinos, nos vamos entendiendo.


Queremos las albóndigas de la mesa aquella, que tienen buena pinta, unos pinchitos de cordero, otros pinchitos de pollo, un...  Aquí ya la camarera nos detiene y nos dice que no pidamos más. Vale, pues nos plantamos. Al rato llegan los plato y efectivamente, nos pegamos un "jarrón" de comer que no veas.


Ya saciados, nos damos un paseo por la zona, vemos una pequeña cascada en el canal junto a un montón de bares de copas que están hasta la bola de gente.

     - "Killooo... no veas tu que ambientazo hay en este pueblo ¿no?".
     - "Vamos a tomarnos algo en ese, que se queda la mesita esa vacía".

Pillamos el sitio y la camarera se nos acerca para entregarnos una carta de copas, combinados y cokteles. Nos da un poco de conversación con eso de que dos españoles raros se le han colado en el bar y al final, nos venimos arriba y nos pedimos un par de mojitos.
Al rato la muchacha nos sirve las bebidas y en vez de unas pipas, frutos secos o gominolas para acompañar, como suelen poner en muchos sitios, nos planta... una tabla de quesos y fiambre.

     - "Killo, que cosas mas raras... encima que estamos “hinchaos” a comer, nos ponen más".

Nos tomamos los mojitos y pedimos otra ronda. Cuando nos la trae la le decimos a la muchacha que la nueva tabla que lleva en la mano, no hace falta que nos la ponga, que ya hemos comido para dos días. Entre una cosa y otra son casi las 1 de la madrugada, así que ya, lo único que nos queda por hacer es dormir.

Nos levantamos y a las 8,30h nos vamos a ver las cascadas, caminamos por la calle siguiendo los canales del agua hasta llegar al río. Vemos que este entra en un parque, nos metemos, y damos una vuelta hasta llegar al salto del agua...

     - "Killo... hacemos un vídeo y nos ponemos debajo del spray que suelta al cascada?",
     - "Vale….."

Nos vamos corriendo a la base de la cascada con la intención de hacer un vídeo simpático pero la verdad que no hay cojones de acercarse más y la tontería nos dura escasos segundos, pero no por miedo escénico, sino porque el agua está... ¡¡HELADAAA!!, y una ducha fría a las 9 de la mañana, como que no apetece. 
Seguimos la visita empapados por el parque y regreso al hotel a recoger las cosas y seguir el viaje.



Entramos en Macedonia, un país completamente desconocido para nosotros, hasta ahora la única "macedonia" que conocíamos era esa de frutas. No sabemos si ha que cambiar monedas, si se puede pasar solo con el pasaporte, que idioma hablan...vamos, lo que viene siendo ná de ná.
Llegamos a la frontera, enseñamos los pasaportes y... "¡pa dentro!". Bueno, ya sabemos que no piden visados.

Este es un país muy pequeño, la idea que traemos es atravesar un trozo de este por una carretera de montaña hasta llegar a unos lagos que hacen frontera con Albania, pasar por allí la frontera y según vayamos de tiempo ir subiendo a Tirana. Ya que vamos a pasar solo unas horas por allí, no compraremos mapas ni cambiaremos moneda, vamos a lo "valiente".

Las carreteras están bien, aunque nos llama la atención l
os bosques que hay por la zona y las señales de "peligro osos". - "Killo, aquí como que nos olvidamos de acampar, no?"-. Nos metemos por una carretera de montaña muy chula y poco transito de vehículos. Sobre la hora de comer, veo un cartel de una especie de molino y aviso a Javi para acercarnos a echarle un ojo. Bajamos es acceso que tiene por una pista de tierra y nos llevamos la sorpresa.

Hay una a casa de madera en la orilla del río que hace la función del restaurante. Junto a esta hay una piscifactoría natural de truchas, un pequeño lago con agua cristalina donde las truchas campan a sus anchas, también vemos algunos patos y conejos correteando por el lugar. Ya que el sitio es bonito y que tenemos ya hambre, nos decidimos comer aquí, pero antes preguntamos si se puede pagar con tarjeta, ya que no tenemos moneda local. Viendo que  aceptan, nos sentamos en las mesitas junto al pequeño lago, y soltamos las cosas en la mesa mientras las truchas nos observan.

Al rato se nos acerca el camarero para decirnos el peso de las truchas que han pescado hoy, para ver si queremos las grandes o medianas. Como el cálculo del peso de una trucha no lo llevamos muy bien, le contestamos eso de... -"¿y como son las medianas?"-, a lo que a los pocos minutos se acerca con una bandeja con un par de truchas “medianas” para sacarnos de dudas.

     - "Vale, vale, esas están bien".
     - "Nos vamos a hartar de trucha".



Al rato nos traen nuestras dos truchas con unas patatas al horno y un par de cuencos con salsa por si queremos acompañar al pescado. La trucha exquisita y como es lógico, tela de fresca. Llega el momento de pedir el postre, estamos en Macedonia y claro....¿que creéis que vamos a pedir?... pues lo que os imagináis, lo que cualquier persona lógica, se pediría en un país con este nombre... dos cafés cargados, que tenemos que pillar la moto.

Nos marchamos del lugar contentos, con el estómago lleno y por haber encontrado uno de “esos” sitios chulos que aparecen, sin pedirlo ni buscarlo, en el camino.

Seguimos rodando, bordeamos el lago Ohrid y llegamos a la frontera de Albania. Aquí al igual que en la anterior, no tenemos ni idea de lo que nos van a pedir… a ver que pasa.

Enseñamos los pasaportes y los papeles de la moto a los agentes… -"¿Españoles?, pasad, pasad... sin problemas"-.


Como en este país tenemos que pasar un par de días, decidimos cambiar algo de moneda. Nos acercamos a la oficina de cambio que hay al salir de la frontera y veo que junto a esta hay un mapa de carreteras en un muro pintado. Mira por donde nos vamos a ahorrar pillar un mapa de la zona. Le sacamos un par de fotos con la cámara y con el móvil, vemos por donde tenemos que ir y listo... al final siempre la solución aparece.



Ea…ya tenemos mapa

Enfilamos dirección a Tirana, nos llama la atención al pasar por los pueblos la de desguaces de coches y coches de alta gama que vemos... (que cosas). A pocos kilómetros de Tirana, paramos a tomar algo y al salir vemos que tenemos dos opciones: continuar por la autovía o carretera, o pillar una carretera secundaria que va por las montañas. Elegimos la segunda opción y suerte que lo hicimos, nada de tráfico y las vistas increíbles.


Al final de la tarde llegamos a la capital, la intención es pasarla y dormir en algún pueblo, pero en la circunvalación hay obras y nos desvían metiéndonos en el centro y perdiendo mucho tiempo en un atasco.

     - "Ya la hora que es vamos a buscar algo donde dormir".
     - "Pues si, que entre una cosa y otra nos van a dar las tantas en salir de la ciudad".

Pasamos por el centro, callejeamos un poco vamos buscando algo. Nos ,llama la atención la cantidad de policía que hay por las calles, y que muchas tiendas, sobre todo de telefonía móvil, tienen guardias de seguridad armados.
Vemos un hotel y junto a este, en un callejón, un parking, así que nos acercaremos a preguntar. Estamos sudando como pollos y muy cansados. No tenemos muchas ganas de dar mas vueltas, la verdad.


Paramos la moto en la puerta de una tienda de telefonía móvil que hay junto al hotel. Al hacerlo el tío de seguridad se acerca a la puerta y se nos queda mirando. Le hago gestos indicándole que vamos a mirar el hotel y si podemos poner las motos, a lo que me contesta que si.

Entramos y preguntamos a la recepcionista por una habitación con buen precio.
Lo que nos dice no convence, así que comenzamos el regateo. Baja algo mas pero aún creemos que merecemos algo mejor, así que seguimos insistiendo, aunque la recepcionista es simpática, la resistencia que pone es dura. Le estamos dando a la pobre una que no veas, llevamos 10 minutos de tira y afloja. Hace un calor de miedo y estamos sudando como pollos, encima estamos con las chaquetas puestas y noto como los goterones de sudor me recorren el brazo por dentro de la chaqueta. 


     - "Killo Javi, me va a dar algo con to la caló, pero como me quite la chaqueta y apeste a esta muchacha, la liamos y se acaban las negociaciones". 
     - "Pfff...yo estoy igual, me voy a derretir".

La recepcionista dice que llama a su jefe, le explica que somos españoles, que patatín y patatán... y al final, nos hace el último descuento (no hay desayuno, pero si hay parking).
El precio, aunque no es caro nos sigue pareciendo algo desagradable, pero bueno, no hemos querido buscar ni comparar, así que nos jodemos con lo que hay.


Dejamos las motos en el parking, que simplemente es un solar rodeado con un muro de ladrillo, vigilado por un señor mayor armado con un palo. Vemos que hay dos o tres mercedes de gama alta, por lo que suponemos que las motos estarán seguras.

Sacamos los tiestos y nos vamos en procesión al hotel. Subimos las dos plantas. Nos metemos en la habitación, organizamos las cosas y nos pegamos una merecida ducha.

Ya convertidos de nuevo en personas normales, bajamos, charlamos con la muchacha y nos vamos a dar una vuelta. Vemos un poco las plazas cercanas, cenamos en un sitio de comida local rápida y mas tarde, nos sentamos en una terraza a tomarnos un par de cervezas. 



A la mañana siguiente, bajamos a desayunar y al volver al hotel estamos ya sudando, recogemos las cosas y viendo la caló que hace, pensamos que sería interesante hacer acopio de agua, por lo que aplicamos un sistema de recolección de agua en el pasillo del hotel (que ahora no viene al caso explicar), nos cambiamos y nos marchamos del hotel con botellas de agua para dos días.

Mientras cargamos las motos, viene el señor del parking a darnos conversación: que si Mesi es mucho mejor que Ronaldo, que si Indurain fue el mejor ciclista de todos los tiempos, etc. Nos despedimos del señor y a tirar millas. Si entrar en Tirana fue un coñazo, salir es un suplicio, mas de una hora para poder llegar a la circunvalación y salir dirección Montenegro. 



La idea que tenemos es entrar en Montenegro bordeando el lago "Skadasko Jezero" y de aquí ir a visitar la ciudad de Kotor y bordear la bahía interior hasta llegar a Croacia, una recomendación de nuestro amigo el motorista israelita, que nos encontramos en el ferry camino a Grecia. Una vez en la costa croata, seguiremos hasta Dubrovnik y buscar donde dormir en esta ciudad.

Pasamos una mañana dura en la moto, hemos tardado 5h para hacer unos 180km, hemos tenido de todo: atascos, un accidente, nos hemos perdido, se nos han cruzado vacas…
Sobre la hora de comer llegamos a la ciudad de Kotor. Una ciudad amurallada con un pequeño puerto, llena de edificios de piedra y calles estrechas, donde el turismo no ha saturado aún la ciudad como luego veremos que ocurre en Dubrovnik, y claro, esto hace que los precios sean interesantes para los turistas.

Aparcamos en muralla, frente a la entrada principal a la ciudad, junto a un montón de motos de viajeros, que al igual que nosotros, están dando volteretas por la zona.

Recorremos la ciudad, comemos algo, seguimos con el paseo, nos tomamos un café y seguimos con el viaje. Para ir a Croacia tenemos dos opciones, o seguir recto evitando la bahía, o bordearla entera por una carretera que va por la costa. Como nuestro amigo motorista nos recomendó, elegimos la segunda opción. Bordeamos la costa, viendo playas, calas, pequeños puertos, sacando algunas fotos, hasta que llega un momento que decimos:

     - "Manueee... ¿Nos bañamos aquí?".
     - "Valee.... que con la caló me estoy empanando en la moto, así que nos vendrá bien el chapuzón".


Hemos encontrado una zona donde hay 4 ó 5 casas, un pequeño embarcadero de piedra y lo mejor, es que solo hay una persona bañándose.

Aparcamos, pillamos la "bolsa playera" (una bolsa que llevamos en el topcase con una toalla, las chanclas y el bañador). Nos bajamos a la playa, nos cambiamos y nos pegamos un baño.



Nos vino muy bien la parada. Eso de estar flotando en el agua, con el único sonido de las cigarras de fondo y sin nadie que te moleste hace que "resetees" y vuelvas con las pilas cargadas a la moto. Nos volvemos a vestir de astronautas, terminamos de bordear la bahía y llegamos a Croacia, pasamos la frontera (solo nos miraron el pasaporte) y con la puesta de sol, vemos acercarse la ciudad de Durovnik.

Aunque tenemos que buscar algún sitio donde dormir, vamos sin mucha preocupación. Javi, que ya había estado anteriormente aquí, me comentó que es fácil encontrar alojamiento, que en la misma calle hay gente que te ofrece donde dormir. Damos una vuelta y vemos un bar de moteros.... ¡¡solucionado!!


Paramos y preguntamos a la camarera, esta habla con unas clientes y nos preguntan que si es para una o varias noches. Le indicamos que para una, y comienzan a llamar por teléfono. A los 5 minutos nos dicen que una amiga suya que alquila habitaciones, nos alquila uno y está a unos 500 metros de donde estamos y a poco más de la entrada a la ciudad. Bajamos andando a ver el sitio y conocer a la señora.


Nos está esperando en la puerta, es una mujer tela de amable que nada mas vernos nos pasa a su casa, nos ofrece un par de vasos de zumo y luego nos enseña una amplia habitación. Le explicamos que sería solo para esta noche, también le comentamos que mañana tenemos intención de visitar la ciudad y que si sería posible, dejar las cosas aquí y ya después de comer regresaríamos para recogerlas y vestirnos de astronauta. Así podremos visitar la ciudad con ropa cómoda e ir con mas tranquilidad. A lo que nos responde que sin problemas, que podemos venir cuando queramos. Nos da la llave y nos dice que podemos aparcar las motos en su puerta sin problemas.

Soltamos las cosas, nos damos una ducha y nos bajamos andando a ver la parte histórica de la ciudad, que tenemos junto bajo la cuesta. Entramos por la entrada que hay en las murallas junto al puerto y una pequeña cala. La ciudad está muy animada, gente por todos lados y todas las terrazas y bares llenos. Ya ha oscurecido y la orda de turistas de los cruceros se están marchando y se está quedando algo mas despejada (pero tampoco para tirar cohetes). Recorremos las calles, cámara en mano. Me llama mucho la atención la cantidad de tiendas con productos de la serie "Juego de Tronos", se ve que con el rodaje de algunos capítulos en este lugar, están haciendo el agosto (la verdad que reconocimos algunos de los sitios que salieron en la serie). 

Realmente la ciudad merece la pena, lo malo la cantidad de gente que hay.
Cenamos en una pizzería una lasaña como una "camioneta" de grande y después nos fuimos a tomar unas cervezas y a bajar la comida paseando, aprovechando que ya las calles estaban mas vacías, y el tumulto se arremolinaba mas en las terrazas de copas que en otras partes de la ciudad.

Ya de madrugada regresamos a la casa subiendo la cuesta, callejeando un poco y nos fuimos a tomar la última al bar de moteros. Aquí conocimos a un par de alemanes que, aunque también eran moteros, bajaban ahora a Estambul en un 4L, echamos unas cervezas con ellos intercambiando información de rutas, lugares interesantes, etc.

Nos despedimos cuando la camarera del bar salió a decirnos eso de... -"¿No tenéis casa o que?-, así que cada mochuelo a su olivo.






Vídeo resumen del relato: