Diario de un Mosquito

martes, 10 de junio de 2014

Como preparar un viaje en moto de 14.000km...



Hasta hace unos meses, muchos de vosotros habéis podido leer, a traves de este blog, lo que era el "borrador" del Diario de un Mosquito, un resumen de lo que será mi futuro libro sobre mi viaje a Mongolia en moto. En el tendréis la aventura mucho más detallada, con más anécdotas, sucesos y sobre todo… con las cosas que me he callado en este blog, que son bastantes.

A continuación os dejo el primer capítulo (aunque he quitado algunas cosas, que solo leeréis en el libro). Lo coloco simplemente porque, a parte de ser el inicio de la aventura, para mí, es el más aburrido, y si os engancha, a pillar el libro y si no, eso que os ahorráis.

Para el que no me conozca personalmente o no sepa de que va la historia, indicarle que tiene que leer el libro desde la perspectiva de una persona que hace un viaje en moto por primera vez, sin ningún tipo de experiencia en estas cosas… vamos, desde el punto de vista de un "carajote" que pilla una moto, le da un "flash" se va hasta Mongolia sin tener ni puta idea de motos.

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Diario De un Mosquito.


Preparativos.

Mayo 2008.

Hace ya 13 años que me robaron la moto, una Gilera R twin de 50cc que compartía con mi hermano Sergio. La utilizábamos para ir al instituto y pegarnos alguna escapada por los pinares de Chiclana y Puerto Real (Cádiz) junto con mi amigo Alejandro y su Suzuki DR 50. Aquí comenzó nuestra afición a las motos de campo, a los deportes de aventura y a la montaña en general.

Siempre me han gustado las motos de campo, pero desde el robo no he vuelto a coger ninguna ni me he sacado el carnet "A".  La verdad es que tengo ganas, con el tiempo nos vamos haciendo mayores. Alejandro desde hace años tiene una Honda Transalp y me insiste en que me saque el carnet y me compre la XT 600 que siempre he querido.

Pasan los años y en el 2006, viviendo en Huelva, consigo una Yamaha XT 125 R gracias a un sorteo, por lo que mi afición a las motos se reactiva al poder circular con esta moto con el carnet del coche. Lo primero que hago es quitarle las cubiertas que trae y ponerle unas de tacos para poder disfrutar con ella en el campo los fines de semana, que es prácticamente para lo único que uso la moto.

Una tarde, tomando café y hablando con un amigo sobre viajes le explico que me gustaría recorrer Europa en moto, pero claro, con la XT de 125cc que tengo no puedo hacerlo, para eso me tendría que sacar el carnet "A" y comprarme una más grande. Este amigo me comenta que ha escuchado hablar de un rally de coches y motos de baja cilindrada que sale desde España e Inglaterra y llega hasta Mongolia.

Lo cierto es que sentí curiosidad por la idea, así que cuando llegué por la noche a mi casa me puse frente al ordenador a ver que encontraba en “Google” y en “Youtube”  al escribir: “Mongol Rally”. Veo que hay bastantes cosas, así que comienzo a ver algunos vídeos y crónicas que encuentro en la web antes de acostarme.  A la mañana siguiente desayuno y como es domingo le echo otro vistazo al ordenador. Al rato se despierta Irene y me  dice: -“Uy… ya te ha dado, tú te vas de rally"-

El Mongol Rally es una competición benéfica también conocido como el “Dakar de los pobres”. Toda una aventura con tintes solidarios, en la que el único premio para los ganadores es una simple palmadita en la espalda. 
Las normas de esta carrera son muy simples: Despues de abonar a la organización una inscripción; cada equipo debe hacer una donación mínima de 500 libras a alguna de las instituciones humanitarias con las que coopera el rally. Solo pueden participar vehículos de baja cilindrada, y al llegar a la línea de meta son subastados y la totalidad del dinero recaudado va destinado a un orfanato en Mongolia. No existe ningún tipo de asistencia durante la carrera, ni mecánica ni personal. Todos los participantes van bajo su propio riesgo. No está permitido el uso de GPS ni de dispositivos de localización (solo mapas y brújula).

Inicialmente me parece un disparate. Antes de esta aventura, los viajes más largos que he hecho en moto fueron, viajando de paquete en un “Vespino Sc” de un amigo de Cádiz a los Caños de Meca, ambos vestidos con un traje de neopreno y yo de paquete llevando dos tablas de surf, y una vez que conseguí la XT125, recorrer los 200 km que separan Huelva de Cádiz. Si a esto le sumamos que los únicos conocimientos de “mecánica” que tengo son echarle gasolina a la moto e inflar las ruedas, considero que es un reto interesante para mí.

Cada participante del rally realiza este viaje por un motivo, ya sea la aventura, conocer otros países, el carácter benéfico, etc. En mi caso me planteo este viaje a modo de superación personal, simplemente quiero saber hasta dónde soy capaz de llegar sin tener ni idea de viajar en moto ni de mecánica. Así que desde el primer momento tengo muy claro que si se me rompe la moto, me vuelvo para casa y punto. Así pues, en el mes de septiembre del 2008 queda todo decidido… participaré en el Mongol Rally del 2010.

Antes de todo, hablo con mi empresa para explicarle este proyecto benéfico y saber si me dan los días para poder hacer  […]

      […] Antes de comenzar a moverme quiero saber si me dan autorización para hacerlo, si no es posible llegar un acuerdo con los días, no podría plantearme este viaje ni participar en la carrera (como dice mi abuela, el “no” ya lo tengo, así que no se pierde nada por intentarlo).
Casualmente en la empresa donde trabajo han patrocinado anteriormente  a varios equipos en diversas competiciones por lo que tengo la esperanza de que me ayuden, aunque claro, ni soy un atleta ni un profesional del motociclismo, de hecho... aún no tengo ni el carnet de moto  […]

       […] Una vez con su autorización, comienzo la búsqueda de patrocinadores y a mover el papeleo de esta historia. Aunque tengo por delante todo el año 2009 y parte del 2010, al gestionarlo todo en solitario en mi tiempo libre y fines de semana, debo tener las cosas bien atadas.

También tengo por delante un año para sacarme el carnet de moto, puesto que debo tener obligatoriamente el "A" para poder circular fuera de España. En junio del 2009 ya con el carnet “A” en la mano y con unos ahorros que tenía, me compro una XT 600 de 3ª mano que siempre quise y comienzo a moverme en moto algo más por carretera.

Lo primero que hago es abonar la inscripción en el Mongol Rally. Ya solo me queda preparar todo para el día de la salida, que ese año se hará en Barcelona el 24 de Julio. El “Equipo Mosquito” ya es un equipo oficial del Mongol Rally 2010. 

La búsqueda de patrocinadores es dura, la verdad, ya que en este país, aunque tengas un buen proyecto y mucha ilusión, si no eres famoso o las empresas no ven que recauden dinero, la mayoría pasan de ti. En estos días aprendo a ir valorando el interés de las empresas en este proyecto según el tiempo de atención que me prestan: a mayor tiempo escuchándome, mayor posibilidad de que me tomen en serio. Algunas te escuchan (ya sea por interés o educación) otras te dicen que la cosa está muy mal y te echan educadamente, y otras directamente se ríen tí.

Como es lógico, al participar en la carrera en una Yamaha de 125cc, una de las primeras visitas fue a la casa oficial de esta marca en la provincia de Huelva. Antes de entrar en el despacho de dirección miré el reloj para comprobar el tiempo y lo volvía a comprobar al salir: “28 segundos” (al menos no se rió de mi y se quedó con el dossier). 

Durante el año les hice un par de visitas más, en las que afortunadamente me dedicaron más tiempo y por fin conseguí una respuesta: me indicaron que tratarían de ayudarme con los repuestos y con la puesta a punto de la moto, pero que iban a estudiar el modo de gestionarlo.

Durante este año a parte de muchos portazos, consigo dos patrocinadores que me sacan del apuro. Por un lado la empresa de gestión de espacios verdes: ALDATURA, gracias a mi amigo Alejando Caburrasi la empresa se encarga de hacer dos grandes cajas de camisetas (abonando ellos los gastos) con el logo del equipo para venderlas y así recaudar más fondos para el equipo.


Por otro lado MOTOFACTORY, una empresa donde venden y distribuyen ropa y accesorios para motos. Nada más entrar por la puerta, tuve la suerte de ser atendido por Julio Román (uno de los socios) el cual se interesa por el proyecto y después de unos 20 minutos de charla me confirma la ayuda de su empresa al equipo con la donación de toda la ropa y materiales necesarios para esta aventura (ropa, alforjas, guantes...), por lo que con este patrocinador mi ahorro en el presupuesto es importante. 

Casualmente consigo ponerme en contacto con Bernardino Rosendo “Cosi”, un gaditano con un currículum impresionante, en 1987 viajó en una Honda de 125 de Cádiz a Tokio, en el 1989 recorrió la transamérica y en el año 1996 se convirtió en la primera persona que daba la vuelta al mundo en moto en solitario y en solo 70 días. Después de varias charlas a través de E-mail (actualmente vive en Holanda), quedé con él cuando bajó a España para visitar a su familia en Cádiz.En la cita me sorprendió su cercanía y humildad. Lo cierto es que los consejos que me da para el viaje fueron de gran ayuda (aun me acuerdo de algunas de sus anécdotas y me parto de risa).

Con la venta de las camisetas, algunas donaciones de particulares y pequeñas empresas y el dinero que consigo gracias a algunos de mis trabajos como fotógrafo, consigo recaudar un presupuesto aceptable para el viaje, algo justo pero aceptable.

Comienza el 2010 y se ve que este año la alineación planetaria no me es favorable.

En enero sufro un percance: contractura en la clavícula izquierda y me fastidio las cervicales, lo que se traduce en unos días de baja por no poder mover el cuello ni subir el brazo por encima del hombro, un collarín y casi dos meses de rehabilitación, por lo que comienzo a tener dudas de si podría aguantar el ritmo del largo viaje […]

          […] Unos meses antes de la salida me pongo en contacto con Ati y “J”, ambos participarán en moto en esta edición del rally, solo seremos 3 españoles en moto frente a más de 480 equipos de coches. Ati tiene más o menos mi edad y aunque tiene experiencia en moto, le pasa lo mismo que a mí, no tiene demasiados conocimientos de mecánica. “J” por otro lado es un hombre más mayor que tiene bastante experiencia en moto y es mecánico.
Hablo en varias ocasiones con ellos por teléfono y quedamos un fin de semana en Madrid para organizar un poco la ruta y demás preparativos.
El planteamiento es sencillo: haremos la misma ruta para que nos podamos apoyar los unos a los otros en caso de necesidad, pero cada uno será independiente e irá a su ritmo. “J” nos comenta que siempre que sea posible él tratará de dormir en algún de hotel y en ese caso prefiere no tener que compartir habitación. Tanto a Ati como a mi nos dá igual si tenemos que compartir habitación, así de paso nos ahorramos un dinero, ademas, como los dos tenemos un presupuesto cortito, seguramente tendremos que acampar más de una vez. Acordamos subir juntos a Barcelona, por lo que yo alquilaré una furgoneta en Huelva, subiré a Madrid a recoger a Ati y “J” para continuar los tres hasta Barcelona y así compartir los gastos.

Ya con la ruta cerrada comienzo con la burocracia: visados, vacunas, búsqueda de material, mapas, patrocinadores, etc.
Amablemente, mi futuro compañero de viaje Ati, se ofrece a gestionarnos a todos los visados desde Madrid, ya que la mayoría de las embajadas se encuentran allí y así me ahorro el envío de cartas y llamadas telefónicas, algo que me viene muy bien, ya que, como comenté anteriormente, al estar solo tengo que hacer todas las gestiones en mi tiempo libre (fines de semana y al salir de trabajar o en las horas de las comidas), por lo que cualquier ayuda es buena.

Van pasando los meses y poco a poco voy consiguiendo más patrocinadores, material para el viaje, donaciones de amigos y apariciones en la prensa y televisión local, en pequeñas concentraciones de motos.

Llega el mes de Junio, ya falta poco más de un mes y medio para la salida, comienza el cachondeo… 

Vuelvo a acercarme por Yamaha para ver si ya han terminado de "estudiarlo" y ver de qué modo hacemos la puesta a punto de la moto y que repuestos son los que están dispuestos a darme.
Me reciben amablemente y me vuelve a indicar que lo están valorando y que le deje un papel con lo que me hace falta.
-"¿Otra vez?, ya te lo he dejado en dos ocasiones. Bueno, toma otra copia, pero contéstame lo antes posible"-

A  las dos semanas vuelvo a ponerme en contacto con ellos y lo siguen estudiándolo (nunca había visto a nadie estudiar tanto, deberían plantearse hacer alguna oposición, seguro que sacaban la plaza). Cansado de tanta espera, hablo con un taller que hay cerca de mi casa, el taller de Antonio de la Rosa, le explico mi situación, la historia de la carrera, que Yamaha dice que sí pero que no hace nada, etc. En ese mismo momento Antonio me dice que me echará una mano. Me dará los repuestos de la moto necesarios y me hará la puesta a punto. ¡¡ Estoy que doy saltos de alegría!!

Ya solo me queda conseguir unas cubiertas nuevas, pasados unos días me vuelvo a acercar a Yamaha. Antes de entrar me ve el director en la puerta y me dice que efectivamente me quieren ayudar y que está pendiente de decirme cuando podrán hacerlo y preparar la puesta a punto de la moto, a lo que le contesto: –"no, si después de un año que estoy esperando vuestra decisión ya no hace falta. Motofactory me ha dado el material, el Taller de Antonio de la Rosa los repuestos y puesta a punto, ya solo me hacen falta unas cubiertas nuevas…  ¿me las podéis dar?"-.
En ese momento pensé: -"Seguro que me mandará a tomar por saco"- (pero… y lo agusto que me quedé yo cuando se lo solté).
La respuesta era evidente: -"lo hablaré con los socios y te contesto en unos días"- ; a lo que le digo: -"vale, vale, no hay problema"- me despido y al salir de allí me voy directamente a un polígono que hay frente al concesionario para comprar unas cubiertas nuevas en “Monkey Road”, una empresa que se dedica a la venta de estos productos para las motos y me hizo un buen descuento sin conocerme de nada.

Por otro lado Ati ha estado haciendo gestiones directamente con Yamaha en Madrid, ya que los dos llevaremos esta marca. La mejor oferta que recibimos de Yamaha es que si les compramos dos motos nuevas para participar en el rally, nos harán un fabuloso, exclusivo, sorprendente y mágico descuento del 10%... ¡¡tocate los huevos!!. Como es lógico los mandamos algo lejos, por no decir a tomar por culo.

Todo el mundo me dice que coloque ruedas mixtas sin tacos, de hecho mis futuros compañeros de viaje así lo harán. Yo reconozco que no tengo ni idea de motos ni de mecánica, pero no estoy de acuerdo con esa elección. He "estudiado" el recorrido que vamos a hacer, son unos 14.000 km, en los cuales solo 1/3 del recorrido es por carretera, el resto son pistas de tierra o campo a través, así que con los neumáticos lo tengo claro: ruedas mixtas con tacos. Casi todo el recorrido será  fuera de carretera, lo único que no sé con seguridad es si llegaré a la zona de pistas con ruedas o me las comeré antes de llegar. Además, como le dije a un amigo: -"una Xt sin ruedas de tacos no es una Xt"-.

A los pocos días me llama Julio de "Motofactory" para indicarme que ya tengo todas las cosas en la tienda y cuando quiera puedo pasarme a recogerlas. Me acerco con el coche esa misma tarde y salgo de la tienda cargado de bolsas con una gran sonrisa (de oreja a oreja) como un niño estrenando zapatos nuevos.


En casa dejo todas las cosas junto al resto de material en una de las habitaciones cubriendo casi por completo la cama.
El equipaje para el viaje consta de: El casco, las botas de la moto, la chaqueta y pantalón con sus respectivos forros desmontables, un par de guantes de verano, un par de guantes de invierno, una braga polar para el cuello, un pantalon y camiseta interior térmica, una camiseta polar, 4 camisetas, 4 pares de calcetines, 4 pares de calzoncillos, un pantalón fino de verano, un pantalón de invierno, unas zapatillas de deporte y unas chanclas. Por otro lado tengo la tienda de campaña, el saco de dormir, el aislante, una linterna frontal y una pequeña de mano, el jerrycam de 5L para la gasolina, una bolsa con algunas herramientas, la brújula, un trozo de cuerda, unos mosquetones, un par de cinchas, bridas y mapas.
Más tarde el mecánico me dará los repuestos: cable de embrague y acelerador, con sus respectivas manetas, una cadena, plato y piñón, un par de cámaras de repuesto, parches y tornillería, etc.

Todo esto se tiene que repartir entre dos alforjas de 25L cada una, una mochila mediana que irá colocada atrás con una cincha y otra pequeña que llevaré en la espalda con las cosas importantes (documentación, papeles, etc).
Una vez conseguido todo el material y equipo, me bajo al garaje a ver cómo puedo llevar las cosas en la moto. Toca partida de "tetris"... -"¿todo eso tiene que colocarse en la moto?"-  (no me lo creo ni yo).
Comienza la partida: esto aquí, esto allá, mejor quito esto, cambio aquello mientras se me cae al suelo lo otro…


Solo tardo algo más de una hora en colocar todo en la moto y ahora, la prueba final: subir la pedazo de cuesta del garaje (eso no es una cuesta, es mala leche). Me pongo delante de la cuesta y pienso: -"fijo que se levanta la moto con el peso y me caigo de espaldas (veras tu qué tontería más grande)"-, pero no, hubo suerte y subo sin problemas, así que a eso de las 11 de la noche me veo circulando por mi barrio, con la moto cargada como la furgoneta de un gitano y a toda la gente de las terrazas de los bares mirando así como pensando: -"donde irá el carajote ese con la moto tan cargada un martes a estas horas"-.
Después de ofrecer mi espectáculo particular a los vecinos del barrio decido compartirlo con el resto de la ciudad y más tarde, salir a la circunvalación. Allí acelero a todo lo que da la moto mientras pienso que se me caerá todo en cualquier momento: -"veras tu que me tocará parar a recoger cada 50 metros el saco, la tienda, la bolsa, la cantimplora..."-. Pero no, va todo bien y las cosas no se han movido, espero que durante el viaje también sea así.


Dos semanas antes del día clave hago una fiesta para recaudar fondos en un Pub de Huelva "Casona Garden Bar". Coloco la moto a modo de exposición y algunos amigos se acercan a tomar algo y comprar camisetas, con lo que conseguí recaudar también algo de dinero para el viaje.
Siempre he pensado que hay más cabrones que ventanas, por lo que una de las cosas que planteé para recaudar dinero se llamó la "Porra del Mosquito" y la verdad que funcionó bastante bien. La idea era muy simple, en un mapa marqué las ciudades por donde transcurría la ruta y la gente tenía que apostar simplemente por la ciudad donde creían que me quedaría tirado con la moto, el ganador se llevaría una Paletilla de Jamón. Lo que digo... todo un éxito (cuanto cabrón suelto).

Una semana antes de la salida, el mecánico me explica unos consejos teóricos básicos que se limitan a señalarme con el dedo como tengo que limpiar el filtro, cambiar el aceite y como "teóricamente" se cambia una rueda y se tensa una cadena. Al terminar las explicaciones le digo: -"Ea... ya me puedo ir con total tranquilidad" y al regresar a mi casa pienso: -"no me he enterao de ná…"- […]

     […] Lentamente van pasando los días hasta que por fín llega el jueves 22 de Julio, el día de mi salida de Huelva.

El plan es sencillo, tengo que recoger la furgoneta al salir de trabajar (debo llegar antes de las 13.30h que es cuando cierra la empresa de alquiler). Llevo la furgoneta al taller y allí cargamos la moto y los repuestos (antes de las 14.00h que es cuando cierran para comer), después voy a mi casa, almuerzo con Irene tranquilamente, me pego una pequeña siesta y a las 17.00h bajo las bolsas, salgo para Madrid y duermo en casa de Ati. Mañana por la mañana llega “J”, cargamos el resto de motos y equipaje en la furgoneta y nos vamos para Barcelona.

El plan es sencillo, ¿no?. Pues nada de eso…

Parece ser que nuestro amigo Murphy y sus leyes de la mala suerte deciden acompañarme ese día (se ve que no tenía nada mejor que hacer).

A las 13.00h salgo disparado a por la furgoneta y llego a lo justo al polígono. Relleno la documentación, me monto, la arranco, salgo del polígono, y justo en el primer semáforo: "Ploofff", se para la furgoneta y se enciende la luz de avería en el motor… ¡¡Aaaghh!!
Al 4º ó 5º intento consigo arrancarla, doy la vuelta y entro de nuevo al polígono dando "trompicones", la nave ya está cerrada. Se han marchado a comer y hasta las 16.30h no regresan, llamo al teléfono de atención al cliente le explico lo que pasa y me dicen que cuando abran me darán otro vehículo. Así que la aparco en la puerta, busco un taxi y me marcho a mi casa.

Llego a mi casa sobre las 15h y comienzo a atacarme de los nervios, almuerzo como los pavos y la siesta me la imagino. Hago un par de llamadas, preparo las cosas, dejo todo colocado en la puerta de mi casa y a las 16.15h me marcho como un cohete a la nave; estupendo, ahora no hay ningún taxi en la parada, espero un poco y aparece uno, me monto de un salto y vámonos que nos vamos.

Abren la nave y me cambian la furgoneta, rellenamos el nuevo papeleo y anulamos lo anterior, me dan una nueva, miro y remiro todas las luces, va bien, salgo disparado para mi casa. Aparco en la puerta en doble fila, bajo todas las cosas y las cargo en la furgoneta. Me despido de Irene y me marcho para el taller a por el "Mosquito".

Con bastante retraso sobre la hora prevista hago acto de presencia en el taller, con prisas y con el corazón en la boca, cargamos la moto dentro de la furgoneta, la aseguramos con las cinchas, Antonio me da los recambios necesarios (cámara, parches, tuercas, cables...), me despido y salgo disparado.
Por fin salgo de la ciudad, son casi las 20h y ya voy camino de Madrid y comienzo a relajarme. Llevo ya unos 90 km, voy dando vueltas a la cabeza repasando mentalmente todas las cosas del rally, y de pronto se me hiela la sangre: … ¡¡ Las llaves de la moto!!.

Salgo al arcén de tierra metiendo un frenazo y levantando una buena polvareda, ¡¡no recuerdo que el mecánico me haya devuelto las llaves de la moto!!. Salgo disparado a la parte trasera, abro el portón, miro en la moto, el pitón, las bolsas, bolsillos, chaqueta… ¡¡ ME CAGO EN LA PUTA!!. Con las prisas Antonio no me han dado las llaves y yo no me he dado cuenta.

Le pego patadas a las paredes de la furgoneta mientras me cago en todo lo que se menea este mundo. Miro el reloj: Las 21.00h y el taller cierra a las 20.30h y encima no tengo el teléfono del mecánico para poder localizarlo. Llamo a Irene para que se acerque al taller por si estuviese abierto aún. Casualmente me viene a la memoria que una vez lo ví salir del bloque que hay al lado de este y le digo que si está cerrado pregunte a los vecinos de ese edificio por si vive allí.

Llamo a Ati para decirle lo que me ha pasado y que lo llamaré más tarde cuando vea como termina la aventura, arranco la furgoneta y otra vez de vuelta a Huelva. A eso de las 22h me llama Irene, que ha localizado al mecánico y que me vaya directamente a la puerta del taller.

Entro en la ciudad, voy al taller y allí me está esperando Antonio. Me da las llaves, saco la copia del llavero, me la engancho en el colgante del cuello (esta ya no se pierde en todo el viaje) y la otra la coloco en la moto, charlamos un poco y le digo: -"Estas son las cosas que hacen que hoy me dé un ataque de nervios y dentro de unos días me partiré el culo de risa recordandolas".

Son las 23.00h, por la hora que es y lo nervioso que estoy prefiero soltar la mierda de furgoneta, así que vuelvo a mi casa, la aparco en la puerta y me subo a dormir. Pienso: -"solo me falta que me roben la furgoneta esta noche".

Entro en mi casa a las 23.30h, le doy un beso a Irene mientras me dice: -"que rápido has vuelto de Mongolia" (no me queda más remedio que reírme). Llamo a Ati para explicarle que me echaré un poco para despejarme del día y que a las 4 de la mañana saldré para Madrid, tengo que estar allí a las 10.30h, hora en la que hemos quedado con “J”. Ceno un bocata de atún con tomate y le digo a Irene: -"aún no he salido de Andalucía y ya la estoy liando, veras tu cuando esté en medio de Kazajistán".

Pongo el despertador y me acuesto, solo tengo casi 4 horas para descansar. Justo cuando estoy cogiendo el sueño me suena el móvil (aghh… olvidé apagarlo), es mi hermano Sergio preguntando si he llegado bien a Madrid, con los ojos pegados solo consigo decirle:  -"No, aún estoy en Huelva, estaba sobando, mañana te cuento la película"-, apago el teléfono y sigo durmiendo…

…………………………..


A partir de aquí se sucederán una serie de historias de lo mas variado, momentos buenos y malos, situaciones muy tensas, en otras ocasiones situaciones completamente absurdas….

Recorrimos las mejores autopistas y autovías….

Averías, corrupción policial, darnos a la fuga, caídas, encerrados en comisaría, perderte en el desierto… todo forma parte de la aventura.

Vivimos situaciones absurdas que en varias ocasiones se nos fueron de las manos...

Comimos en los mejores restaurantes de la Guía Michelín...

Nos alojamos en los mejores hoteles de 5 estrellas…

Pero sobre todo, demostramos que estas dos pequeñas motos están a la altura de cualquier Maxitrail