Diario de un Mosquito

miércoles, 17 de febrero de 2016

Destino Mármara 2 (Italia a Grecia)


Salimos del barco, a los pocos minutos del puerto, entramos en una carretera en obras, pillamos nuestra primera rotonda en Italia y... toma yaaaa, la primera y en la frente. 
Nos hemos equivocado y hemos recorrido varios kilómetros en dirección contraria. Rectificamos, volvemos sobre nuestros pasos y en una gasolinera paramos a comprar un mapa de carreteras de Italia.

Aquí coincidimos con dos moteros españoles, un chaval de Valencia (en una custom de gran cilindrada (no recuerdo cual), que va camino de Mostar y se quiere acercar a Roma un par de días. La otra moto, una BMW GS800 es de una pareja joven que van a pasar unos días a Roma. Nos comenta el Valenciano que quiere hacer noche en un camping que hay en un lago cercano, por si queremos acompañarle. Declinamos la invitación, ya que tenemos que avanzar todo lo que podamos para llegar a Bari a coger un ferry que nos lleve a Grecia, y como no tenemos billete, no sabemos si habrá plazas, ni horarios ni nada de nada, queremos llegar pronto por lo que pueda surgir.
Nos despedimos de los paisanos y enfilamos la ciudad de Roma, la idea es pasar por aquí (sin entrar en la ciudad) y pillar la autovía que va a Nápoles y de aquí, dirección Bari.


Al llegar a Roma, pillamos un pedazo de atasco y entre una cosa y otra, comienza a anochecer. Nos salimos de la autovía en un pueblo y preguntamos si hay algún camping cercano, al bajar por zona de costa, no creo que haya mucho problema en encontrar uno, lo que no sabía es que el Sr. Murphy que me acompañó en mi viaje a Mongolia, se había apuntado a este también.

Paramos en un supermercado y preguntamos a un chico muy amable que chapurreaba el español. Nos comenta que en la próxima rotonda, a la izquierda, tenemos que avanzar unos 2 ó 3 kilómetros hasta encontrarmos con un circo, lo pasamos y en la gasolinera que hay junto a este, a la derecha, está el camping.

¿Parece fácil, no?. Ademas...un circo es algo que llama la atención y es fácilmente reconocible. Ea, pues vámonos… Rotonda, izquierda, avanzamos, avanzamos, avanzamos....

     Javi: - "Manueeee, llevamos ya casi 10 kilómetros y aquí ni hay circo ni ná de na!!"
     Manuel:  - "Tiene tela... he ido mirando y no hay ni carteles, que raro”
                    "Espera..... ¡¡cartel..!! camping a la izquierda... tírale”

Seguimos la indicación de cartel, a la izquierda, luego recto, a la derecha y avanzamos un poco y ya no hay mas carteles... ¿mande? ¿nos lo habremos pasado?. Es raro ya que vamos por una carretera regional por la noche, despacio, y los dos con los ojos mas abiertos que un mochuelo. A parte toda esta zona está llena de casas, restaurantes y demas todo bien indicado.
Hay un restaurante abierto y nos acercamos a preguntar… 


     -"¿Camping?, si hay uno cerca, unos dos kilómetros a la derecha".

Vale, seguimos 1 km, 2 km, 3 km.... hasta que de pronto aparece un cartel en medio de la nada donde pone: "Camping 50 metros" pero.... ¡¡no hay nada!!.

Vemos a una pareja con un niño que está cargando un coche, le preguntamos por el camping y nos dicen que no, que a unos 2 kilómetros a la derecha hay uno.


Esto ya es subrealista, son las 10 de la noche, llevamos casi 2 horas buscando el camping de los cojones y todo el mundo nos dice "2 km a la derecha"... esto parece el día de la marmota. 
Como es lógico... 2, 3, 4 km y no aparece, pero al llegar al 5º km… 

     - "Killoooo, ¡UN CIRCO!"
     - "Eaaa... ya estamos. Telita como cuentan aquí las distancias".

A los pocos metros vemos la entrada de un camping con sus banderitas características. Paramos en la puerta y de pronto, escuchamos un frenazo en el arcen de un coche. Miramos sorprendidos y era la pareja con el niño. Nos llaman y al acercarnos nos dicen que a ese no entremos, que a unos metros hay uno mejor y que los sigamos. Seguimos al coche mientras yo voy descojonandome de risa por la situación…


     - ¿Javiiii…que dicen que los sigamos a otro? Verás tu el palo que nos van a dar" 

Al poco tiempo llegamos a un camping, que ciertamente tiene mejor pinta que el otro. Les damos las gracias y entramos en las instalaciones.

Decidimos instalarnos cerca de la entrada, tienen un lateral amplio junto a unas cabañas donde podemos poner las motos, cerca hay una farola y hay un mínimo de luz, lo que nos facilitará algo el montar las tiendas.

Empapados en sudor comenzamos a montarlo todo. Mientras estoy sacando las cosa me dice Javi:


     - "Manué ¿tu sabes esta tienda como vá? la compré para el viaje, aún la he sacado de la bolsa y no sé ni como es".
- "Jajajaja. No jodas.... espera, termino de montar la mia y vemos".

Una vez montada la mia le echo una mano a Javi, que ya va por la mitad. Terminamos la partida de tetris, nos miramos y decimos…

     - "Mas o menos… ¿no?".
     - "Hombre, para montarla por primera vez, sin instrucciones y a oscuras... no esta mal".

     - "Ya mañana veremos como ha quedado y el porqué de las arrugas y el sobrar piquetas".

Ya con el campamento montado nos fuimos a la ducha y a cenar algo a la plaza central del camping, que tiene un restaurante y a estas horas es lo único que hay abierto.


Al llegar aquí nos sorprendimos gratamente. La plaza del camping tenía un cine de verano, donde estaban proyectando una pelicula italiana, una mezcla entre opera y película de "Pajares y Esteso". El centro estaba lleno de sillas con la gente mayor sentada viendola, los niños correteando jugando alrededor y los hombres, jugando al dominó y a las cartas en las mesas. Nos sentamos en una de las mesas, pedimos unas pizzas y las jarras de cerveza más grandes y frías que tenga en el local.

Tras la cena y varias rondas de cerveza esperando el final de la película, nos retiramos a las tiendas, que entre una cosa y otra, se nos ha hecho muy tarde. Llegamos a la tienda con ganas de tirarnos a sobar como un “perrillo chico”, pero …antes de acostarse, hay que hacer una de las cosas que no suele salir en los videos de los viajeros ni fotos de grandes viaje... la "colada".

Así que allí estamos, a la 1 de la madrugada, en el lavadero del camping, frotando, enjabonando, aclarando y escurriendo calcetines, calzoncillos y camisetas. Ahora de vuelta a la tienda y a colocar el tendedero. Coloco un cordino de las motos a un arbol y en un minuto, tenemos toda la ropa colgando. Mamaña por la mañana suponemos que estará seca.

Infiltración en la tienda y a dormir.

A las 7 de la mañana ya estoy en pié, comienzo a recoger las cosas y a las 8 asoma Javi la cabeza por la puerta de la tienda. Nos acercamos a desayunar a la cafetería del camping, cada uno nos pedimos un café y un bollo relleno de chocolate por 1,60€ por cabeza, no está mal.

Mientras desayunamos, escuchamos de vez en cuando sobre nuestras cabezas, un gran zumbido y pasar algo volando por encima de los arboles, en una de estas me fijo y digo... “Joder, es un Dron militar”. Entre vuelo y vuelo del dron, aprovechamos para ver el mapa y discutir la ruta a seguir.


La idea es ir hacia Bari para tratar de coger el ferry hoy y así, amanecer mañana en Grecia, pero otra opción que estamos bajarando es acercarnos a visitar Sorento. Nuestro amigo “Reche” nos ha hablado muy bien del sitio y su costa. Ya que estamos relativamente cerca, podríamos acercarnos, pero claro o hacemo una cosa o hacemos otra.
Elegimos la opción siguiendo un método centenario muy efectivo y que sin duda, el más sensato: “cara o cruz”.
Nos vamos a Sorento.

Salimos y durante horas no hay nada destacable en la carretera, llegamos a Nápoles y su tráfico, equivando coches nos despistamos y nos hemos saltado la salida a Sorrento, decidimos dar la vuelta en la próxima intersacción pero nos encontramos con obras en la autovia y las salidas cortadas. No hay forma de dar la vuelta, así que tenemos que seguir. 
Decidimos dar la vuelta a las montañas y en vez de bajar, subiremos la costa sorrentina hasta llegar a esta ciudad, al contrario de lo que teníamos pensado.

Después de una obra y un gran atasco por un accidente, por fín llegamos a la costa y comenzamos a subir. Al ser la hora de la playa hay mucho tráfico de coches y pequeñas motos que circulan como si compitieran en un circuito.
El paisaje es increible, pueblos en la montaña, casi sobre el mar, calas preciosas con agua transparente y muuuucha gente.
Vamos disfrutando del paisaje, pero con mil ojos en cada curva, ya que cuando menos te lo esperas, se te cruza o se te mete alguien delante. 
Entre un pueblo y otro por el rabillo del ojo veo algo que me llama la atención….

  - "Javiiiiii, para cuando puedas, paraaaaa…"
  - "¿Que pasa? ¿Te pasa algo?"

  - "No tranquilo, creo que he reconocido un sitio de unas fotos de estas páginas webs de sitios chulos que visitar y esas cosas. Ha sido muy rápido pero estoy seguro que era uno".

Cuando podemos, damos la vuelta y deshacemos lo andado, llegamos al sitio en cuestión, me bajo de la moto, me adelanto a ver si es o no, y le digo a Javi:


  - "Killoooo..... que pelotazo!!! Si…. es el sitio!!"




Aparcamos la moto en unos huecos, sacamos las cámaras y vamos a hacernos unas fotos del lugar. El lugar es chulisimo, es una cala muy pequeña de agua transparente y por encima de esta, pasa el puente de la carretera, junto a la curva, por lo que si vas conduciendo despistado o pendiente del que vá delante, no la ves. A la playa se accede por unas escaleras, y en ella hay un pequeño restaurante, barcas de pescadores y en este momento, unos kayaks de una excursión que ya están recogiendo para marcharse.


Bajarmos y hacemos las fotos de rigor, echamos un ratito viendo el sitio y comenzamos la subida por las escaleras, sudando como pollos. Son las 19h pero aún hace mucha calor. Al llegar a las motos me dice Javi

     - "¿Y si nos pegamos un baño?"
     - "Tio son ya las 19h y aun tenemos que llegar a Sorento, buscar donde dormir, etc".
  - "Vamos a darnos un baño, seguramente no volveremos a pasar en nuestra vida otra vez por aquí".
     - "Pues tienes razón... pasando de Sorento. Si llegamos bien y si nó, ya nos buscaremos la vida donde sea, vamos al agua que el sitio flipa".



Sacamos el bañador y volvemos a bajar, soltamos en las piedras de la orilla la ropa de la moto, cascos, guantes, la mochila, etc, formando una montaña. Nos ponemos allí mismo el bañador y nos pegamos un chapuzon con toda la cala para nosotros solos. Solo se escucha el eco de nuestra conversación al hablar y el ruido de las olas. 
Durante el baño comienzan a llegar los pescadores, van preparando las pequeñas barcas para salir a faenar. La tranquilidad es absoluta en este lugar.

Mientras nos cambiamos y secamos, vemos como los pescadores comienzan a salir remando fuera de la cala, así que aprovecho para sacar la cámara e inmortalizar este mágico momento. En esto que uno de los pescadores, se agarra a la barca, levanta la pierna y "zas"... peasso de cuesco que se tira el tio (le faltó decir: "ea to pa tí"). Cosa que en el silencio de la cala, y la resonancia propia del eco del lugar, mandó a tomar por culo la estampa mágica y dejó a dos gaditanos muertos de risa en la orilla.




Ya secos y vestidos de astronautas, regresamos a las motos y continuamos dirección a Sorento. El baño nos ha venido muy bien, por un lado para quitarlos la "caló" que traíamos en el cuerpo y por otro que, ahora la carretera no tiene nada de tráfico, se ve que ya, al ponerse el sol, la gente ha vuelto a sus casas u hoteles. La verdad que ahora si que vamos flipando con la carretera.

Llegamos a Sorento, nos metemos en el centro de la ciudad y comenzamos a buscar alojamiento, se vé que está todo hasta la bandera. Preguntamos a una policía local por algún hotel asequible. Nos indica un hotel cercano con parking y nos explica, que de precio para ser esta zona y estar en temporada alta está bien y que, los más baratos ya hay que salirse fuera e ir a la otra punta de la ciudad.


Nos acercamos al hotel y preguntamos por una habitación doble. Nos dice que tiene una por 120 euros…PPfff.
Le explicamos que es demasiado cara y se sale de nuestro prespupuesto, que estamos muy cansados de ir en moto, que solo será dormir y salir por la mañana temprano, etc .. (ya me entendeis, la llorera estandar para los descuentos).
El recepcionista nos dice que si le podemos pagar 80 euros nos la da e incluye el desayuno, lo hablamos y decidimos quedarnosla. Nos parece caro pero hay que ser sensatos. Son las 10 de la noche y ya a estas horas y lo cansados que estamos, el ponerse a recorrer la ciudad buscando sitios y preguntando supondrá soltar las cosas donde sea, a las 12 de la noche como mínimo... Ciertamente si le hubiesemos discutido un poco se la podríamos haber sacado por algo menos, pero estamos demasiado cansados.


Nos dice que es una habitación que no dan normalmente y que la tienen que arreglar, por lo que tenemos que esperar una media hora por lo menos para que esté lista. Supongo que tendrán que limpiar los restos de sangre del cadaver o asegurarse que el fantasma de la niña morena pálida con el pelo largo ya no está en la habitación.
Le decimos que vale y que esperaremos sentados fuera, ya que estamos sudando como pollos. Nos sentamos en las mesitas de la terraza y nos dicen si queremos unas cervezas, que nos invitan mientas esperamos.


  - "¿Cerveza pequeña, mediana o grande…?".
- "Pffff....una mediana, ¿no? Que la grande sin cenar y casi sin comer 
nos va a subir del tirón. Dos medianas por favor".

A los pocos segundos llega la camarera, y nos planta en la mesa las dos jarras "medianas" mientas a nosotros, del susto, se nos iban a salir los ojos de las órbitas...

     - "¿Esta es la mediana?...que bastinazo…."
- "Menos mal que no nos hemos venido arriba y hemos pedido la grande".

Mientras nos tomamos nuestra jarra de litro de cerveza, el recepcionista sale de vez en cuando a charlar con nosotros. Al rato nos avisa que ya está la habitación disponible. Subimos las cosas mientras vamos pensando: "verás tú que nos han metido en el cuarto trastero o algo así". Llegamos a la puerta, que parece normal, la abrimos temiendo lo que nos vamos a encontrar y para nuestra sorpresa, la habitación esta muy bien (...uuufffff).

Nos pegamos una ducha y bajamos a darnos una vuelta por la ciudad y cenar algo. Hacemos algo de turismo esquivando restaurantes con cartas guardando el equilibrio en las mesas y fotos de los platos adornando las puertas. Entre las callejuelas encontramos un sitio donde comer que nos parece apropiado, tiene toda la pinta de una tasca y se ve limpia, en la puerta se ve al dueño y a dos o tres amigos sentados en unas sillas de madera y paja, arreglando el mundo a voces. Lo que no sabemos es si ya a estas horas, nos darán de cenar. 
Al vernos el dueño, se incorpora y nos invita a pasar.

     - "¿Quereis cenar algo? aquí podeis cenar comida casera".
     - "¿Estará bueno, no? no queremos restaurantes, queremos comer como en casa".


En esto que llama a la cocinera (que es su mujer), nos la presenta y nos dice que ella hace la comida como la que hacen en su casa, y que si no nos gusta, no tenemos que pagar.
Entramos en el local, donde ya hay una pareja terminando de cenar. Las mesas son largas de madera oscura y la iluminación es reducida, haciendo el ambiente mas agradable
 y con rock clásico de música de fondo.

Nos sentamos junto a una ventana, nos plantan dos cervezas y hablamos con la cocinera para ver que nos puede preparar a estas horas. Nos decantamos por una "pizza madre" (tomate, mozzarela y albahaca fresca) y una tabla de quesos. Al rato llega la señora y nos pone una pedazo de tabla de quesos y frutos secos de quitar el sentido. Nos va explicando cual es cada queso y cuando terminamos de comer, llegó una pizza, que la verdad estaba muy buena.
Tras la cena, salimos a la puerta y el dueño del local nos dió un poco de conversación: "...que si la crisis en Grecia, que si el euro ha encarecido todo, que si los politicos esto, que si las empresas lo otro"... Vamos, lo mismo que se habla en bar debajo de mi casa.


Nos damos un paseo de regreso al hotel para bajar la comida y en la terraza de este, nos tormamos la última jarra “mediana” de cerveza antes de acostarnos.


Nos levantamos temprano y desayunamos, queremos hacer algo de turismo por la ciudad con luz. Damos una pequeña vuelta por el centro, sacamos un par de fotos en las murallas y en el puerto y regresamos al hotel.
A las 11 salimos con las motos en dirección al puerto de Bari, vamos por la autovía para llegar lo antes posible para tratar de coger el ferry que va a Igomenitsa. No tenemos billetes y queremos conseguir alguno para el barco de esta tarde o noche. Tampoco sabemos si hay o no plazas en el barco. De todos modos como plan B, tenemos la opción de coger otro ferry que zarpe a cualquier punto de la costa Griega o Croata, el caso es atravesar el Adriático sea como sea.



Durante el recorrido la verdad que no hay nada interesante, autovia, autovía, y autovia. A eso de las 16h llegamos al puerto de Bari, aparcamos junto a una Vstrom 600 de un Israelita jubilado y un par de BMW de una pareja de hermanos, él lleva una GS1200 normal y ella, una GS1200 modificada tipo café-scram, que ahora está muy de moda.

Nos vamos a buscar los billetes. Hacemos una cola de 1h y por fin, nos toca. Tenemos suerte y hay billetes. Compramos los mas baratos, por lo que dormiremos en los sillones y sofá del barco. De todos modos el barco zarpa a las 19h y llerará a nuestro destino a las 6am, así que dormiremos poco de todos modos.

Al ir con las motos, embarcamos de los primeros, por lo que nos dá tiempo ir a los salones del barco a coger posiciones en algún sofá, que si no te toca domir en un sillon incómodo (estábamos avisados por nuestro amigo David). Ocupamos un largo sofá donde cabemos los dos tumbados y defenderemos nuestra posición con uñas y dientes.

Zarpa el barco y comienzan las horas de aburrimiento. Nos tomamos unas cervezas y entablamos algo de charla con los otros moteros. La pareja de hermanos quieren recorrer varias islas griegas en moto, ahora van a Corfú. El Israelita ha recorrido Europa en moto y ya va de camino de vuelta a Israel, también hará parada en otra isla griega.

Aquí tenemos poco que hacer, el ferry es muy pequeño y no hay donde ir, así que cenamos y tratamos de dormir un poco. A nuestro lado hay una chica joven y junto a esta, tres camioneros, uno de ellos ha ocupado un sofá y los otros dos, se han tumbado directamente en el suelo a dormir. En el otro lado tenemos un grupo de estudiantes que se ve que van a las islas griegas a beberse todo el alcohol que encuentren y el agua de algún que otro florero. A nuestra espalda, una famila árabe con 4 ó 5 niños pequeños y abuela incluida (ofú... verás tu la que nos van a dar los niños).

 

Tratamos de dormir algo pero es imposible: por un lado tenemos a los estudiantes que ya llevan al menos dos botellas de vino en el cuerpo y liando el escándalo propio de la edad, pero eso era lo de menos. Por el otro lado tenemos lo peor... tres camioneros roncando como cochinos.
Era tremendo, la chica que estaba a su lado nos miraba como diciendo... “por favor que se hunda el barco”. Una Señora que había cerca incluso llegó a gritarles para despertarlos pero nada, seguian durmiendo.

En una de estas, uno de ellos se despierta por los ronquidos de su compañero, le pega dos guanzatos en la barriga para que se calle, pero nada....sigue durmiendo y roncando sin inmutarse. Como vé que es imposible, decide darse por vencido y seguir durmiendo... a los pocos segundos volvió a unirse al grupo. Nosotros tratamos de ver si dormimos algo, pero es imposible, solo conseguimos pequeñas cabezadas entre las pausas del personal. En una de estas, me dice la muchacha mirandome con cara de circunstancia: “oohh, bella sinfonía”. 
Para nuestra sorpresa, a los 4 ó 5 niños no se les escuchó en todo el viaje.

Ya que es imposible dormir, salimos a cubierta. Ya estamos cerca de nuestro destino y los que iban a Corfu ya han desembarcado. Son cerca de las 4 de la mañana y ya se ve tierra.Estamos llegando a la peninsula Griega.
Aunque aún es de noche, se nota el cielo lleno de nubes. De pronto el resplandor de unos rayos iluminan el fondo, hay tormenta y es junto hacia donde se dirige el barco. Se ve que Zeus viene a recibirnos al puerto.




Suena nuestro aviso de desembarco, cojemos las cosas, bajamos a la bodega, nos colocamos las botas, desenganchamos la moto, arrancamos y colocamos las motos en medio de la bodega, frente a la rampa de salida.

Abren la rampa y salimos del ferry, recorremos el puerto hasta llegar a la parte de las oficinas y aquí paramos para ponerlos el impermeable de la chaqueta y del pantalon. Aunque chispea, se ven las nubes al fondo mas negras que la cabeza de un grillo.


Vídeo resumen del relato:






Absurdeces variadas e idas de pinza…




No hay comentarios:

Publicar un comentario